En el Día Internacional de los Afrodescendientes, desde la Corporación Mujeres, Niñez y Juventud (CMNJ), rendimos homenaje a una de nuestras lideresas más comprometidas: Sandra Peña. Mujer negra, madre, campesina, víctima y desplazada por el conflicto armado, Sandra ha dedicado su vida a la lucha por los derechos de las mujeres, jóvenes, niños y niñas, y a la construcción de paz en Colombia.
Sandra Peña nació en Buenos Aires, Cauca, y desde su infancia estuvo inmersa en las luchas comunitarias. Su liderazgo surge de un compromiso profundo con su comunidad y su territorio. Desde pequeña, demostró su capacidad para organizar y movilizar a quienes la rodeaban, lo que la llevó a involucrarse activamente en Juntas de Acción Comunal y en diversas iniciativas comunitarias. Su trayectoria la ha llevado por organizaciones como el Proceso de Comunidades Negras (PCN) y la Unión de Organizaciones Afrocaucanas (UAFROC), hasta fundar la Corporación Mujeres, Niñez y Juventud en 2008.
Una de las principales reivindicaciones de Sandra ha sido la defensa de los derechos de las mujeres, jóvenes, niños y niñas. De hecho, la Corporación nace de la necesidad que ella y sus compañeras tenían en su momento de ser escuchadas como jóvenes y como mujeres en espacios organizativos. Sandra recuerda:
«A veces [los hombres] quisieran opacar la voz o hacerse los que no, que uno no está y entonces […] yo aprendí a hablar mucho más fuerte. Porque muchas veces le dan la palabra, pero como eran las mujeres, no paraban bola. Entonces me tocó empezar a hablar fuerte y decir: ‘bueno, aquí estoy y tengo voz y voto’, a abrir […] el espacio” (Sandra, 2022).[2]
Sandra ha impulsado la participación de mujeres en espacios de toma de decisiones, liderando capacitaciones, luchando contra las violencias basadas en género (VBG) y participando en diversos proyectos relacionados a la Ley 1257. También ha incidido en planes de desarrollo regionales, en los que impulsó medidas de protección a mujeres víctimas y de prevención de VBG.
Igualmente, el liderazgo de Sandra se ha destacado en la lucha contra el racismo estructural y la exclusión social que enfrentan las comunidades afrodescendientes en el Cauca, especialmente los jóvenes, niños y niñas. Una de sus principales preocupaciones ha sido el reclutamiento forzado de este grupo poblacional por parte de grupos armados. Según ella, la exclusión social que experimentan los jóvenes afrodescendientes les dificulta construir proyectos de vida alejados de los cultivos ilícitos. Sandra ha denunciado que los jóvenes deben superar barreras desiguales para acceder a la educación superior, enfrentando además estigmatización y obstáculos económicos. Frente a esta realidad, ha promovido actividades culturales, deportivas y de fortalecimiento identitario para prevenir el reclutamiento forzado, y ha sido una voz constante que denuncia el abandono del Estado frente a la violencia en el norte del Cauca.
Más allá de su papel como líder política, Sandra es una persona profundamente querida y respetada. A través de la Corporación, ha tejido lazos duraderos con las mujeres de su comunidad, construyendo una red de apoyo que sigue vigente con el paso del tiempo. Su compromiso con los demás no se limita a las actividades organizativas, sino que también se manifiesta en su capacidad para cuidar, acompañar y estar presente en la vida de quienes la rodean.
Fundamentalmente, la lucha de Sandra es por un territorio de paz y tranquilidad:
“[El anhelo más grande que tengo es] que la gente pueda ir al río, que la gente pueda ir a caminar, a estar tranquila, que no tenga ese toque de queda […] Que los territorios vuelvan a ser autosostenibles y sobre todo muy tranquilos […]. Que la gente pueda desplazarse de noche, caminar tranquila, que no tenga que estar encerrada porque les da temor salir. […] Quisiera que la gente pudiera vivir en los territorios sin miedo, en armonía con su entorno y sin la necesidad de migrar a las ciudades para enfrentar nuevas dificultades» (Sandra Peña, 2022).
Desde la Corporación, creemos que es necesario reconocer y celebrar a nuestros líderes y lideresas en vida. Por eso, dedicamos esta columna a nuestra amiga y compañera Sandra Peña. Ella ha sido constructora de comunidad, una voz rebelde y de resistencia y un ejemplo de que la organización colectiva es la vía para transformar realidades.
[1] La columna es resultado de la invitación que extendió el Cider a Maria Julia de Barros Ferreira, egresada de la Maestría en Género del Cider de la Universidad de los Andes
[2] Todas las citas fueron retiradas de una entrevista hecha en 2022 en el marco de un estudio de campo para la elaboración del artículo “La incidencia política de las organizaciones de mujeres negras en el Norte del Cauca y la construcción de un feminismo negro nortecaucano” (De Barros, 2023).